Ellen White y la justificación por la fe de Lutero
- Erick Ramírez
- 18 jun
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 23 jun

¿Debemos seguir a los reformadores o a la luz mayor que recibió el pueblo adventista?
Algunos adventistas sostienen que Martín Lutero recibió toda la luz sobre la justificación por la fe y que debemos seguir lo que enseñaron los reformadores, en lugar de lo que enseñaron los pioneros adventistas y Ellen White. Pero surge la pregunta: ¿realmente Lutero y los reformadores recibieron toda la luz sobre este tema? ¿Debemos basarnos en ellos en vez de en la luz recibida por los pioneros y Ellen White?
1. ¿Qué enseñó Lutero sobre la justificación por la fe?
Lutero enseñaba que el pecado era parte inherente de nuestra carne caída, por lo que afirmaba que el cristiano es «simultáneamente justo y pecador» (simul iustus et peccator).
Este concepto, al no comprender correctamente el pecado, convierte la justificación en una declaración que no transforma: un pecador es declarado justo pero no es hecho justo; es declarado obediente pero sigue siendo desobediente. El perdón de Dios, sería como agarrar una botella con lodo adentro y ponerle la etiqueta de «limpia» cuando no lo está. Es una mentira. Es una declaración que no es hecha realidad. Pero eso contradice la Escritura:
Romanos 3:4: «Sea Dios veraz».
Salmo 33:9: «Él habló, y fue hecho».
Dios no miente, y cuando dice algo, lo que dice se cumple. Su perdón no es una ficción; declara justo y hace justo.
2. ¿Recibieron los reformadores toda la luz?
Ellen White honró el papel de Lutero y los reformadores, afirmando que enseñaron «la gran doctrina de la justificación por la fe» [2]. Pero también escribió con claridad:
«La reforma no terminó con Lutero como algunos suponen […] Desde esa época hasta ahora continuamente ha estado brillando nueva luz sobre las Escrituras, y se han ido desarrollando constantemente nuevas verdades» [3].
Y agregó:
«Los reformadores recibieron gran luz, pero muchos de ellos recibieron la sofistería del error al malinterpretar las Escrituras. Estos errores se han transmitido a través de los siglos, pero aunque anticuados, no han dejado tras de sí un «Así dice el Señor» […] En su gran misericordia, el Señor ha permitido que brille más luz en estos últimos días. A nosotros nos ha enviado su mensaje, revelándonos su ley y mostrándonos la verdad.» [4]
En 1888, Dios envió al pueblo adventista un mensaje más claro y completo a través de Waggoner y Jones, que Ellen White llamó:
«un preciosísimo mensaje». [5]
3. ¿Qué enseñaron los pioneros adventistas sobre la justificación por la fe?
Waggoner, Jones y Ellen White coincidieron en esto: La justificación no solo declara justo al pecador, sino que lo hace justo por el poder de la palabra de Dios.
Waggoner escribió:
«El significado de la palabra “justificado” es “hecho justo”» [6]
«La palabra de Dios que declara justicia, lleva en sí misma la justicia, y tan pronto como el pecador cree y recibe esa palabra en su propio corazón por la fe, en ese momento tiene la justicia de Dios en su corazón; y puesto que del corazón mana la vida, sucede que en él se inicia una nueva vida, y esa vida lo es de obediencia a los mandamientos de Dios…» [7].
Jones explicó:
«“Justificado” significa “hecho justo”; allí donde leáis “justificado”, lo podéis sustituir por “hecho justo” sin que cambie el significado.» [8]
Ellen White lo confirmó:
«hecho justos mediante la justicia imputada de Cristo» [9].
«Por su gracia, son justificados, hechos justos. Y toda alma a quien Cristo ha impartido su justicia tiene la solemne obligación de practicarla. La justicia imputada de Cristo se convertirá en justicia implantada si siguen continuamente sus pasos.» [10]
Y rechazó la idea de «simul iustus et peccator»
«Cristo no vino a excusar el pecado, ni a justificar a un pecador mientras continuaba transgrediendo esa ley por la cual el Hijo de Dios debía dar su vida para vindicarla y exaltarla.» [11]
Este mensaje está en perfecta armonía con el apóstol Juan:
«Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia ES justo, como él ES justo.» (1 Juan 3:7).
El griego del texto lo afirma con fuerza: la expresión: «el que hace justicia es justo» contiene el participio presente activo ποιῶν (hace), el verbo presente activo ἐστιν (es) y el adjetivo nominativo δίκαιός (justo). Si el que practica la justicia no es justo sino que simplemente ha sido declarado justo, entonces Cristo tampoco es justo. ¡Qué barbaridad! Ese es el engaño contra el cual el apóstol Juan advirtió. No se trata de una justicia declarada sin evidencia, sino de una transformación real.
Conclusión
El pueblo adventista recibió una luz mayor sobre la justificación por la fe. A diferencia de Lutero, quien veía la justicia como una etiqueta divina sin transformación interna, los pioneros adventistas enseñaron que:
La justificación declara y transforma.
Dios no solo perdona, también imparte poder para no pecar.
No es solo ser declarados justos sino también hechos justos. No por una bondad infundida e inherente. Sino por la justicia de Cristo imputada e impartida a nosotros. Esa es la verdadera justificación por la fe. No solo perdón por el pecado sino poder para no pecar. Este es el mensaje del tercer ángel (Apoc. 14:12) que pronto alumbrará a todo el mundo con la gloria del Señor (Apocalipsis 18:1).
Curioso Adventista
--------------------------
Referencias
[3] HR 370.1
[4] FE 450.1
[5] TM 91.2
[7] The Gospel in Creation, 1894, 26-28 y 35. Citado en Introducción al mensaje de 1888, de Robert J. Wieland, página 90
[9] 1SM 394.1
Comentarios