​Mi nombre es Erick. Soy un ex-gamer. Predicador y pasionado por Jesús. Nací en un hogar adventista y soy adventista de cuarta generación. Crecí conociendo la verdad, escuchando de Jesús y asistiendo a la iglesia cada sábado. Pero durante muchos años, mi fe fue más una herencia familiar que una convicción personal. La Biblia estaba en casa, pero no en mi corazón.

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Desde muy joven me sumergí en los videojuegos. Día tras día, invertía horas en ese mundo digital que me alejaba de lo eterno. Hoy, con sinceridad, reconozco que desperdicié mucho tiempo —tiempo que ahora entiendo como un regalo que debí haber usado para conocer y servir a Dios. Pero Dios, en su misericordia, no me dejó allí.

 

Durante la pandemia, mientras el mundo se apagaba, algo se encendió en mí. Vi un documental en YouTube del canal adventista LogosTV que removió todo dentro de mí. No era solo información: era un llamado claro. Un mensaje que me hizo despertar. Fue en ese momento que decidí actuar.

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Abrí una cuenta de TikTok y comencé a subir videos con ese mismo mensaje que me transformó. Sin cámara profesional, sin experiencia previa, solo con el deseo de compartir la verdad. Para mi sorpresa —y para la gloria de Dios— los videos comenzaron a llegar a miles… luego a cientos de miles… y eventualmente, varios superaron el millón de vistas.TikTok me mostró que la mies es mucha… y que incluso en plataformas tan saturadas, hay almas hambrientas de verdad. Desde entonces, no he parado. Sigo creando contenido en redes sociales, no por fama, sino por convicción. Porque he visto lo que la verdad puede hacer cuando se presenta sin filtros, con Biblia en mano y con el amor de Cristo como centro. Este ministerio no nació por estrategia, sino por gratitud. Y mientras tenga aliento, seguiré anunciando lo que Dios hizo —y puede hacer— con cualquiera que esté dispuesto a dejarse transformar.